El aroma sólido empapa las estancias. El confort y la serenidad se baten en una batalla épica contra las expresiones descompuestas. La impronta de las ánimas casi ausentes produce una nauseabunda sensación de control. Yo estoy aquí, tu allá donde estés. Yo estoy narrando, tú espero que sintiendo.
miércoles, 23 de mayo de 2012
Me voy a inventar un plan para escapar hacia adelante, con este sol de invierno.
Tomás está tumbado en la cama cuando una sensación le sobresalta. Súbitamente se incorpora, se sienta apoyando la espalda contra la pared.
-¿Qué pasa hijo mío?- pregunta una voz en su cabeza.
-No lo sé - responde él - no me encuentro bien.
De pronto, un sinfín de pensamientos confusos invaden su cabeza dando vueltas en una vorágine sin sentido, gris. Intenta concretar, son demasiadas cosas, todas le abruman, a ninguna le encuentra sentido.
- Abuelita, me falta algo y no sé qué es. Tengo la sensación de que nada va como debería, algo falla. No es el trabajo, estoy relativamente contento con él. No son mis amigos, desde luego de eso no me puedo quejar. ¿Es dinero? No, eso nunca me ha preocupado. Quizá sea falta de libertad, quizá sea eso... No, eso no puede ser, soy libre, hasta donde me permiten. Podría serlo más, pero soy más libre que otros muchos que me rodean. ¿Entonces qué me pasa? ¿Por qué esta inquietud? ¿Qué falta en mi vida?
- Cariño, faltamos nosotros, lo siento.
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